«Empezamos cabalgando la ola de energía que hemos liberado con el reflejo de fluidez. Esta energía se canaliza de forma consciente a partir de los genitales, a través de todo el cuerpo, hasta la cabeza. Las sensaciones orgásmicas fluyen en el cerebro y aprendemos a perpetuar la experiencia del éxtasis, manteniendo este estado de 30 segundos a unos cuantos minutos y, en estadios avanzados, a una hora o más.
La mayor parte de las relaciones sexuales son muy dinámicas. Nos movemos con gran vigor, respiramos con dificultad, elevando la pasión sexual hasta que expulsamos la energía hacia fuera en una liberación final. En contraste con ello, el orgasmo cerebral nos recuerda el deslizamiento suave y continuado de una cometa en el viento. Entramos sin ningún esfuerzo en una sensación flotante, como si los límites de nuestro cuerpo se ampliaran. A partir de la perspectiva tántrica, este «orgasmo cerebral» estimula fuertemente las células del cerebro y crea un puente entre el hemisferio derecho y el izquierdo, fusionando el intelecto del hemisferio izquierdo con las facultades intuitivas del derecho. Esta fusión es la que crea la experiencia de éxtasis, en que participan el cuerpo, la mente, el corazón y el espíritu.»
— Fragmento del libro «La senda del éxtasis. El arte de la sexualidad sublime» de Margot Anand Twitter
Reúne los siete pergaminos con las siete pistas para encontrar el tesoro oculto en tu energía sexual.
— Lema alquímico medieval Twitter