La visión no dual de la realidad
Cuando mejor comenzamos a comprender la naturaleza de la realidad, más conceptos se derrumban y menos palabras hacen falta. Todo resulta cada vez más sencillo, sin embargo, más complicado de expresar con un lenguaje que continúa construido sobre de la división, la comparación y la oposición. Poco a poco todas las posturas de pensamiento, tanto propias como de otras personas, que fuimos dejando atrás descartándolas como equivocadas, se van percibiendo bajo una nueva luz. Donde antes veíamos error o contradicción, ahora solo vemos coherencia y verdad. Vemos diferentes perspectivas de la misma realidad, pero todas ellas correctas. Llegamos a comprender que la visión de todo ser humano es siempre un ángulo de esa realidad, y por lo tanto, un aspecto de la verdad. Si no lo fuera, no podría ser percibida por alguien. Nos damos cuenta de que el único error que todos habíamos cometido no era el hecho de concebir algo que no era cierto, sino permanecer ciegos a la verdad que contenían las concepciones de los demás.
Cuando mejor comenzamos a comprender la naturaleza de la realidad, más conceptos se derrumban y menos palabras hacen falta. Todo resulta cada vez más sencillo, sin embargo, más complicado de expresar con un lenguaje que continúa construido sobre de la división, la comparación y la oposición. Poco a poco todas las posturas de pensamiento, tanto propias como de otras personas, que fuimos dejando atrás descartándolas como equivocadas, se van percibiendo bajo una nueva luz. Donde antes veíamos error o contradicción, ahora solo vemos coherencia y verdad. Vemos diferentes perspectivas de la misma realidad, pero todas ellas correctas. Llegamos a comprender que la visión de todo ser humano es siempre un ángulo de esa realidad, y por lo tanto, un aspecto de la verdad. Si no lo fuera, no podría ser percibida por alguien. Nos damos cuenta de que el único error que todos habíamos cometido no era el hecho de concebir algo que no era cierto, sino permanecer ciegos a la verdad que contenían las concepciones de los demás.
Todo es cierto y todo es falso
Esa es una consecuencia directa de ese derrumbamiento de los conceptos y los esquemas de pensamiento con los que hemos interpretado la realidad hasta ahora. Descubrimos que no es posible realmente sostener una postura radicalmente opuesta a la de otra persona cuando comprendemos que lo que creíamos opuestos solo eran diferentes manifestaciones de la misma cosa. Algunos decían creer en Dios y otros decían ser ateos. Ateísmo y creencia son dos manifestaciones de lo mismo: la concepción de un Dios externo. Una separación ilusoria entre Dios y yo, entre lo divino y lo terrenal. Partiendo de ese error uno puede hacer dos cosas. Puede guiarse por la información que les llega del exterior o pensar que no puede ser real porque no tiene sentido concebir la existencia de algo que no se puede experimentar. Ambos tienen razón. Los primeros al concebir una realidad trascendente a la materia y otros por concebir que todo lo real tiene que ser accesible por experiencia directa. Los creyentes erraron al no tomar conciencia y no experimentar esa realidad de manera directa, y los ateos erraron al no llegar a descubrir qué parte de esa realidad que pueden experimentar en primera persona trasciende lo material. Los dos erraron por no incluir la perspectiva del otro dentro de la propia.
El único error por lo tanto es la separación entre Dios y el yo, de la que ambos parten. Los dos erran en su único punto de acuerdo, un concepto que daban por sentado en su pensamiento sin plantearse que existiera otra opción. No veían su error precisamente porque ambos coincidían en él. Y por otro lado, los dos aciertan en lo que creían la esencia de su desacuerdo y creían incompatible.
Así que todo está al revés, y a la vez… al derecho, ya que todos los opuestos se reconcilian. Y a media que más pares de opuestos se van cancelando, más claramente comenzamos a atisbar que ese proceso de simplificación de la realidad está en todas partes, en todos los planos y no tiene otro fin que su culminación, hasta quedar una sola cosa.
No dualidad y expansión de la identidad
A medida que vamos integrando e integrando dentro de nosotros más pares de opuestos más nos identificamos con todo ser humano, sintiendo que su perspectiva es nuestra, al poder ver con claridad a través de sus ojos. Nuestra identidad se expande y nuestra necesidad de defender cualquier idea se desvanece. Nos vamos relajando. Cada vez es más fácil vivir en armonía y sin conflictos pero comienzan a ocurrir cosas curiosas. Cuando otros tratan de convencernos de su postura, su argumentación se desarrolla en un plano diferente a la nuestra, que solo tratamos de explicarles que no existe tal desacuerdo. Ese es nuestro único punto de discrepancia. Si no existe tal desacuerdo, la discusión no tiene sentido. Su argumentación no tiene sentido porque su percepción es verdadera. Eso implica que su argumento es falso y cierto a la vez pero somos incapaces de transmitirles eso porque su mente no puede integrar dos opuestos. He visto como eso les ocurre a muchas personas que comienzan a comprender la naturaleza de la realidad, aunque no lleguen a conceptualizar con palabras qué es lo que realmente está ocurriendo.
A medida que vamos integrando e integrando dentro de nosotros más pares de opuestos más nos identificamos con todo ser humano, sintiendo que su perspectiva es nuestra, al poder ver con claridad a través de sus ojos. Nuestra identidad se expande y nuestra necesidad de defender cualquier idea se desvanece. Nos vamos relajando. Cada vez es más fácil vivir en armonía y sin conflictos pero comienzan a ocurrir cosas curiosas. Cuando otros tratan de convencernos de su postura, su argumentación se desarrolla en un plano diferente a la nuestra, que solo tratamos de explicarles que no existe tal desacuerdo. Ese es nuestro único punto de discrepancia. Si no existe tal desacuerdo, la discusión no tiene sentido. Su argumentación no tiene sentido porque su percepción es verdadera. Eso implica que su argumento es falso y cierto a la vez pero somos incapaces de transmitirles eso porque su mente no puede integrar dos opuestos. He visto como eso les ocurre a muchas personas que comienzan a comprender la naturaleza de la realidad, aunque no lleguen a conceptualizar con palabras qué es lo que realmente está ocurriendo.
Comenzar a comprender la naturaleza de la realidad, aunque simplifica mucho la vida tiene esa y otras consecuencias molestas. A menudo nos hacen preguntas que no podemos responder porque nos piden que escojamos entre dos opciones que para nosotros no contienen ninguna diferencia esencial o son equivalentes. «¿Qué es más importante para ti, la ética o la verdad?» Hacer un test de personalidad puede volverse un imposible. Ya no encajamos en los viejos patrones de personalidad que miden esos test. Hemos pasado por ellos a lo largo de nuestra vida y recordamos cómo y por qué éramos así, por qué nos veíamos impulsados a excluir aspectos de la realidad en nuestra identidad. Fuimos ateos y creyentes. Ahora somos las dos cosas. Ya no podemos dividirnos. O dicho más propiamente, comprendemos que nunca lo hicimos.
¿Enfermedad física o psicológica? ¿Para ti mismo o para los demás? ¿Somos el cuerpo o somos la mente? ¿Sueño o realidad? ¿Lo ha hecho a propósito o en el fondo es inocente? ¿Inerte o consciente?
Responder con propiedad y honestidad a una pregunta corta expresada en términos claros puede exigir argumentos complejos, costosos de desarrollar y que frustran a otras personas. Tenemos claro que nuestra perspectiva es simple al máximo. Es su pregunta de cuatro palabras la que se nos presenta como la punta de un iceberg que contiene implícitos una grandísima cantidad de supuestos que retuercen y complican la realidad. Intentamos explicarles que lo que complica nuestra respuesta no es la idea que transmitimos sino todos los conceptos en su respuesta que tenemos que redefinir primero para poder hacerlo. Sin embargo, no suele resultar muy creíble.
También pueden pensar que no tenemos un pensamiento claro, no pensamos con lógica o tratamos de agradar cambiando de postura dependiendo de la opinión de la persona con la que hablemos. Pueden insistir: ¿Somos nuestro cuerpo? ¿Sí?, ¿no? Pero para nosotros ambas respuestas son perfectamente correctas.
¿Enfermedad física o psicológica? ¿Para ti mismo o para los demás? ¿Somos el cuerpo o somos la mente? ¿Sueño o realidad? ¿Lo ha hecho a propósito o en el fondo es inocente? ¿Inerte o consciente?
Responder con propiedad y honestidad a una pregunta corta expresada en términos claros puede exigir argumentos complejos, costosos de desarrollar y que frustran a otras personas. Tenemos claro que nuestra perspectiva es simple al máximo. Es su pregunta de cuatro palabras la que se nos presenta como la punta de un iceberg que contiene implícitos una grandísima cantidad de supuestos que retuercen y complican la realidad. Intentamos explicarles que lo que complica nuestra respuesta no es la idea que transmitimos sino todos los conceptos en su respuesta que tenemos que redefinir primero para poder hacerlo. Sin embargo, no suele resultar muy creíble.
También pueden pensar que no tenemos un pensamiento claro, no pensamos con lógica o tratamos de agradar cambiando de postura dependiendo de la opinión de la persona con la que hablemos. Pueden insistir: ¿Somos nuestro cuerpo? ¿Si?, ¿no? Pero para nosotros ambas respuestas son perfectamente correctas.
La mente holográfica
Este blog está dedicado a todo tipo de reflexiones sobre cualquier tema que considero trascendente para nuestra evolución en conciencia, especialmente alrededor del pensamiento no dual y cómo se perciben a través de esa nueva luz diferentes aspectos de la realidad. Sé que muchas personas hoy están viviendo ese proceso. Algunos llaman a esa conciencia, mente superior o mente holográfica. La mente holográfica puede sostener ideas opuestas sin conflicto porque puede ver lo que llamamos «todo» en lo que llamamos «partes» y lo que llamamos «partes» en lo que llamamos «todo», tal y como ocurre en los hologramas, integrando así en el plano superior de lo que llamamos «todo», lo que supone una contradicción en el plano de lo que llamamos «partes». Mi motivación es traducir a conceptos y palabras todos esos descubrimientos que tan profundamente transforman nuestra vida pero que muchas veces solo comprendemos intuitivamente. Tengamos el placer de comprobar cómo otras personas están descubriendo exactamente los mismos patrones implícitos en la realidad, y la emoción de encontrarlos plasmados en textos milenarios como los grandes libros taoístas.
Espero y deseo de corazón que este blog aporte a otras personas una inspiración en su propio proceso y que disfruten su lectura.
No dualidad y espiritualidad
- diciembre 25, 2021
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