Los límites del cuerpo y la soledad de la búsqueda espiritual (Parte 2/3)

Enlace a la tercera parte del artículo.

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La trampa del concepto dual de unidad

Persona contemplando su propia sombra en una pared¿A qué se debe entonces el miedo a saltar a ese abismo desconocido en el que pasamos a ser Uno con todo lo que existe? ¿A qué se debe entonces el sentimiento de soledad del buscador espiritual? Si nos sentimos solos ante el horizonte del «Yo soy» universal, es porque la idea del «otro» continúa en nosotros implícitamente. Creemos que hemos comprendido que no hay ningún «otro», pero si aún podemos echarlo de menos es que seguimos sintiendo y actuando desde la concepción de su existencia.   Tweet This!La separación es un hábito muy escurridizo de erradicar de nuestra conciencia.

La no dualidad, como hemos visto, lo abarca todo y al no existir en ella separación, los que consideramos opuestos conviven sin contradicción. El lenguaje, por otro lado, se sirve de conceptos y los conceptos son en sí mismos un acto de separación, ya que la afirmación de cualquier concepto supone implícitamente la negación y exclusión de su opuesto. Por lo tanto, dado que la realidad es no dual, no podemos expresarla por medio del lenguaje con total propiedad. Formulemos la frase que formulemos, solo estaremos plasmando un ángulo de la realidad y nunca la realidad en su totalidad. Por eso a veces se utilizan incluso formulaciones opuestas para describir algún aspecto desde la no dualidad sin que sea ninguna de ellas más exacta que la otra. Depende de la persona que escucha si capta solo el ángulo de la realidad contenido literalmente en la frase, o es capaz de percibir ahí donde el lenguaje no puede llegar, y comprender a qué hace referencia realmente el comunicador.

Eso es lo que ocurre con el concepto de Unidad. Cuando decimos que todo es un único Ser, no es falso. Sin embargo, aún corremos el riesgo de caer en la trampa de quedarnos atrapados en la literalidad de la «unidad» como concepto dual. La unidad como concepto (todos los conceptos son duales), emerge indisolublemente asociada al concepto de dualidad o multiplicidad. Decir que algo es uno es decir que no es múltiple. Si ese es el tipo de unidad que sentimos ser, seguiremos proyectando fuera de nosotros lo que creemos que no somos y sintiendo su ausencia. Si caemos en esa trampa, incluso concibiéndonos a nosotros mismos como el «Yo soy» universal, sentiremos que podríamos ser dos, quizá dos «yo soys» universales, pero no lo somos, somos solo uno y por lo tanto, estamos solos. Hemos creado una nueva forma de polaridad al pensar la unidad a través del filtro de la mente dual.  Tweet This!

La verdadera Unidad no dual

Esfera de cristal que contiene dentro de sí misma todo lo que hay fuera de ella. Representa la Unidad no dual. Soledad.Dijimos que la separación y la polaridad solo es la manera en que nosotros percibimos la realidad, y que la realidad es de naturaleza no dual. Dijimos también que los polos son aspectos de ella que emergen como conceptos en ese acto de percepción. Dado que tales separaciones y conceptos no existen realmente, como también dijimos, la realidad no puede describirse con propiedad a través de ellos. Sin embargo, nosotros nos empeñamos en hacerlo. Nos empeñamos porque no alcanzamos a tener conciencia directa de la realidad no dual y porque queremos seguir la pista a ese «otro» que nos ha acompañado hasta los márgenes de este abismo desconocido, a ese «otro» que tanto tememos perder. Entonces, usando esos mismos términos debemos concluir que ese «otro» se haya contenido en la Unidad no dual. Ese tiene que ser su origen y ahí tiene que seguir. No puede ser de otra manera. De ahí lo hemos tenido que sacar imaginariamente, ya que la existencia del «otro» es un efecto en nuestra percepción, creado al escindir la Unidad indivisible con nuestra mente dual. Así que, si nosotros somos esa Unidad no dual, y el «otro» se haya presente en nosotros, no cabe echarlo de menos ni sentir soledad una vez que hemos retomado la conciencia de nuestra naturaleza no dual.   Tweet This! Expresado de la manera más simple: Si echamos de menos al «otro» es porque no nos sentimos realmente fundidos con él a pesar de estarlo. No sabemos reconocer aquello que perseguimos en el estado que supone haberlo alcanzado. Hasta ese punto hemos olvidado aquello que creemos haber perdido y provocó nuestro anhelo.

Entonces, dado que ambos polos de cualquier polaridad en la que pensemos son aspectos de la realidad presentes en ella, podemos decir que ambos son ciertos. Pero también son falsos en el sentido de que las separaciones que dan lugar a ellos ni siquiera existen. Es decir, la afirmación de cualquier polo es falsa por el hecho de que implica conceptualmente la negación de su opuesto, siendo que ese opuesto se encuentra igualmente presente en la Unidad no dual. Si decimos que algo es «masculino» es cierto por sí mismo, pero es falso en tanto que esa afirmación implica que ese algo no es «femenino». Si enunciamos la soledad en nuestro ser esencial, es cierto por sí mismo, pero es falso en tanto que implica la ausencia de una posible compañía. En última instancia, si dices que algo es «yo» es cierto, pero es falso en tanto que implica que ese algo no es el «otro». Por eso es igualmente cierto decir que ambos polos existen como decir que no existe ninguno

Dos dibujos del mismo hombre dibujándose el uno al otro.Tú eres el Ser, el único Ser que existe. El «otro» es una proyección de ti mismo, tu propia sombra. Pero dado que la realidad es no dual y el Ser no puede sacar nada fuera de sí mismo, tu sombra también es tú, real y consciente, y respecto a ella, tú eres igualmente su propia sombra. Por lo tanto, ambos sois la Realidad última y al mismo tiempo ambos sois una proyección ilusoria.  Tweet This!

 

Recordemos además, que esa integración en la que ambos polos están presentes y a la vez ninguno de ellos, es la realidad original de la que ambos son aspectos escindidos en una ilusión de nuestra percepción. Debemos entender entonces que esa integración supone en sí misma la culminación y la única esencia auténtica de cada uno de ellos. Esa esencia es la naturaleza esencial tanto del yin como del yang, del masculino como del femenino, del «yo» como del «otro». Todas y cada una de las que llamamos partes son el todo, porque nunca hubo partes, solo las imaginamos. Esa es la principal razón por la que es cierto decir que todos los conceptos son falsos, porque lo que estrictamente describen, tal como lo entendemos, es un imposible. Por eso esa culminación de cualquier concepto dual que perseguíamos se experimenta tan distinto a como se experimentaba cuando solo era una perspectiva limitada de un polo separado. Por eso el Amor no dual es tan distinto al amor dual y por eso la Unidad no dual es tan distinta al concepto dual de unidad. Al igual que hicimos con el amor, podríamos nombrar a este nuevo tipo de Unidad no dual con mayúscula para diferenciarlo de la que antes conocíamos.

Dos niños gemenos dentro de una misma sudaderaPara quien observa el mundo desde la conciencia no dual, eso que nosotros llamamos «otro» está presente por completo en sí mismo. Para él, eso que llamamos «yo» está presente por completo en el otro. Hacer referencia a uno o a otro es como señalar a una persona con el dedo sobre su pecho o su espalda, desde un lado u otro. Es siempre la misma persona lo que señalamos, un único ser que no está dividido.  Tweet This! Si continuamos tratando de expresar la realidad desde nuestros términos duales, podríamos decir que quien observa el mundo desde la conciencia no dual está viviendo la experiencia de ser uno y dos simultáneamente, porque no se siente frustrado por ninguna barrera de separación, pero tampoco angustiado por ninguna ausencia. Sin embargo, por otro lado, tampoco se siente fundido ni acompañado, ya que nunca hubo separación ni soledad que subsanar. Una vez más, es tan cierto como falso decir que somos uno y dos simultáneamente como decir que no somos ni una cosa ni la otra, porque esa experiencia de plenitud no se corresponde con ninguna de las dos opciones. Esa persona vive la experiencia de los cinco sentidos en la que unos seres nos relacionamos con otros, como una expresión de la Unidad, inseparable de ella y sin contradicción. Así es como se integra también la ilusión de polaridad que creamos entre el concepto dual de unidad y su opuesto.

La sombra de una mano tratando de alcnzar una flor realAsí es como resolvemos la paradoja desde la que parecía imposible alcanzar la satisfacción en nuestra búsqueda del «otro». En el plano en el que nos movíamos no había solución posible por mucho que jugáramos con los dos conceptos de los que disponíamos: ser uno o ser dos, soledad o separación. La solución se encuentra en un plano superior donde ese conflicto ni siquiera es planteado.

Una vez que hemos llegado a concebir una única sustancia indivisible es llamativo lo inaccesible que nos resultaba algo tan simple. Y es que la Realidad es muy simple, es la simplicidad llevada al infinito. Lo complicado es describirla a partir de nuestros complejos conceptos.

Lo incognoscible

No hay que olvidar que ninguna descripción puede contener la experiencia de la no dualidad en su total magnitud. Todas suponen una secuencia lineal de fragmentos de ella, separados y dispuestos uno detrás de otro, como fragmentada y lineal es nuestra mente dual. Por eso nombramos la no dualidad haciendo referencia a lo que no es (no es dualidad) en vez de tratar de describir lo que es. Una buena manera de no caer en la creación de nuevos conceptos duales es hacer referencia a la naturaleza de la Realidad como «lo incognoscible».  Tweet This! La descripción que yo he utilizado es una que a mí me sirve, una creada a partir de mi nivel de comprensión. No es la mejor, ni es más válida que otras utilizadas por otras personas y que pueden resultar opuestas a ésta en su forma conceptual. Probablemente la descripción más propia que podamos hacer sea simplemente decir: «todo es lo mismo». Cualquier cosa que podamos añadir a esas cuatro palabras es redundante, pero no las entendemos, y nos vemos obligados a extendernos al tratar de expresarlo en los términos del plano inferior. Una vez que hemos comenzado a despertar la capacidad de percibir por nosotros mismos ese plano superior, todas las descripciones nos sirven. Hasta entonces, todas nos parecerán incoherentes en sí mismas y muchas contradictorias entre sí.

Interrogante sobre fondo blanco rodeado de línea discontínuaEl Amor y la Unidad no duales pueden asustarnos por suponer la desaparición de las formas relativas de ellos que conocíamos y perseguíamos, cuando en realidad son su expresión llevada al infinito. En esa expresión infinita, la amenaza de la desaparición se ha eliminado hasta el punto en que ni siquiera es pensada ni nombrada. Por lo tanto, tampoco el estado resultante puede pensarse ni nombrarse al no disponer de ninguna referencia que lo defina por contraste. El Amor y la Unidad no dual es la Luz que ha hecho desaparecer sus propios márgenes al iluminar la oscuridad por completo. En esa culminación desaparece la luz relativa y aparece la Luz absoluta, innombrable. Es la Luz infinita que no encuentra oscuridad fuera de ella porque al haberla iluminado la contiene dentro de sí misma. Es el origen y la resolución de todas las paradojas: el Sí absoluto que en su total afirmación no necesita negar su opuesto para culminarse a sí mismo.   Tweet This!

El amor no dual

Mujer besando su reflejo en un espejoEsa total afirmación inclusiva que lo abarca todo dentro de sí misma es el Amor no dual. Más que una emoción, es un estado de conciencia que transforma nuestra manera de concebir y experimentar el mundo. Desde la conciencia de Unidad, no cabe sentirnos inferiores, superiores o separados de otras personas y por lo tanto nuestra valoración, reconocimiento y entrega hacia ellos son incondicionales. Por la misma razón nuestra felicidad es ahora también incondicional, ya que no necesitamos de su valoración y atención, ni de afirmarnos para obtenerla. Es decir, solo el Amor no dual, el que se experimenta desde la conciencia de Unidad, es el auténtico Amor, ya que el auténtico Amor es incondicional y solo es posible amarse incondicionalmente a uno mismo, por mucho que nos engañemos. Todo lo que experimentamos hasta alcanzar esa conciencia, por lo tanto, no es plenamente Amor, sino diferentes grados de apego.  Tweet This!

El Amor no dual es la puerta a esa realidad incognoscible que ni la mente ni el lenguaje pueden alcanzar.   Tweet This!
Sin embargo, dado que el amor no dual es tan diferente del reflejo dual con el que estamos familiarizados, comprensiblemente muchas personas lo consideran completamente diferente o incluso opuesto a él. Consideran entonces, que no es apropiado designarlo con el término «amor». También llevan razón, dado que el amor dual, además de amor, implica y contiene a su opuesto derivado de la ignorancia, el miedo, que es la emoción asociada al apego. Así que es igualmente cierto decir que el Amor no dual es el fin del amor dual, como decir que es su culminación. Una vez más, las paradojas se reconcilian y todas las verdades son medias verdades.

El viaje sin distancia

Cuando hablamos de la confluencia de todos los pares de opuestos como un «lugar», por supuesto no es un lugar que esté en alguna parte. Está en todas partes ya que es la esencia indivisible de todo lo que es. Ahora que lo hemos comprendido podemos ver que nuestro viaje en esta montaña rusa, nuestro viaje de la soledad hacia la soledad, es un trayecto en círculo alrededor de esa esencia única. No hemos ido a ninguna parte. Somos nosotros los que al principio percibíamos esa esencia de manera diferente a cómo lo hacemos al final. Al comienzo, desde la conciencia dual, vivimos la experiencia como desamparo y pequeñez porque la parte del Ser que no percibíamos la proyectábamos en forma de ausencia. En el punto de destino la vivimos como plenitud porque somos conscientes de la totalidad del Ser al percibir cualquiera de sus manifestaciones.

Una cita del sacerdote jesuita Anthony de Mello, lo expresa diciendo:

La evolución en espiral de la conciencia

Existe un modelo teórico muy interesante llamado «Spiral dynamics» o «Dinámica Espiral». Fue desarrollado por Christopher Cowan y Don E. Beck, basándose en las investigaciones del psicólogo Clare W. Graves, y fue publicado en un libro con el mismo nombre en 1996. Este modelo representa la evolución de la conciencia como una espiral ascendente, de manera que damos vueltas en círculos, pasando una y otra vez por los mismos puntos pero en planos de conciencia sucesivamente superiores. Eso es exactamente lo que sucede en nuestro camino espiritual desde la soledad a la soledad, por lo que la dinámica espiral resulta excelente para describirlo.

Camino que asciende en espiralLa soledad de la que partimos surge cuando adquirimos la conciencia del «yo» separado y nos sentimos incompletos. En este nivel evolutivo la práctica religiosa nos mantiene en el mismo plano. No se trasciende la conciencia de separación, sino que se refuerza el sentido de la identidad individual y colectiva. Por esa razón, la religión en esta fase solo puede ofrecer un consuelo para nuestra angustia de separación. Puede mitigar el sentimiento de soledad pero no disolverlo. Dado que no podemos experimentar la divinidad directamente, nos acercamos a ella a través de la creencia en dogmas literales y rígidos, y la concebimos como un poder superior externo a nosotros. Es una forma de pensamiento supersticioso, pre-racional.

Cuando superamos esta fase y desarrollamos el pensamiento racional, descartamos toda idea que no se ciña a la pura lógica materialista. Buscamos la verdad objetiva, no basada en la autoridad, sino en la experiencia. No somos dependientes de poderes externos incontrolables, sino que nos servimos del conocimiento de las leyes naturales para desenvolvernos en el mundo, tomando responsabilidad del rumbo de nuestra vida. Nos hemos movido hacia el punto diametralmente opuesto del círculo respecto a la fase de la superstición religiosa y ha surgido el ateísmo.

Sin embargo, más tarde volvemos a acercarnos a la idea de la divinidad pero desde un plano superior, al que accedemos cuando trascendemos la conciencia del «yo» separado. Hemos completado una vuelta de la espiral. Ahora nuestro pensamiento es trans-racional. Los avances en conciencia realizados en la etapa racional se integran con los realizados en la etapa pre-racional, dando lugar a un nuevo nivel de conciencia que trasciende a ambos a la vez que los incluye y engloba. La razón y la espiritualidad no se experimentan ya como opuestas sino complementarias. Nuestra nueva concepción de esa divinidad que conocimos en la etapa pre-racional, mantiene la madurez que adquirimos en la etapa racional. Se ha despojado de los dogmatismos y la cesión de nuestra responsabilidad a poderes externos superiores. Accedemos a ella a través de la experiencia personal directa de la Unidad y ya no la creencia. Es aquí donde nuestro camino espiritual que partió de la soledad vivida como angustia, regresa a la soledad, vivida ahora como liberación. La emergencia de la conciencia del «yo» supuso el punto de partida y el momento en que el «yo» es trascendido, el punto de destino. Entre ambos puntos, vivimos nuestro viaje a través de la ilusión de la multiplicidad.   Tweet This!

El pensamiento de segundo grado y la conciencia no dual

El modelo de la dinámica espiral representa muy bien el viaje de la soledad a la soledad, pero es muy útil también para explicar el proceso por el que se desarrolla la conciencia no dual. Los autores hacen referencia a un punto de inflexión muy importante en el proceso de la evolución de la conciencia, que denominan como el salto del «pensamiento de primer grado» al «pensamiento de segundo grado».

Árbol donde cada hoja es una personaEl pensamiento de primer grado pasa por diferentes etapas. En unas el «yo» campa a sus anchas regido por la ley del más fuerte, en otras por un sentido rígido del bien y el mal basado en la autoridad y en estrictas jerarquías. Tras haber explorado todas esas perspectivas alcanzamos un sentido de la empatía y nuestro pensamiento se vuelve inclusivo y respetuoso, pluralista hasta el relativismo. Se considera que todo es bueno y cierto mientras no se dañe a otros. No se concibe entonces ninguna verdad o conocimiento universal. Finalmente acabamos comprendiendo la existencia de jerarquías como grados naturales de ordenamiento, como los grados de verdad e idoneidad para una determinada tarea. Un ejemplo de esta jerarquía natural sería la propia evolución de la conciencia, con sus diferentes niveles de comprensión de la realidad.

En este nivel de comprensión comenzamos a adentrarnos en el pensamiento de segundo grado. En el pensamiento de primer grado todas las visiones de la realidad están enfrentadas, creyéndose la única correcta, como ocurre por ejemplo con la visión supersticiosa y la racionalista. Sin embargo, alcanzado el pensamiento de segundo grado, las demás perspectivas dejan de percibirse como contradictorias entre sí. Esto es posible porque se supera la polaridad verdad-mentira, comprendiendo que ninguna de esas perspectivas anteriores es falsa ni verdadera. Se integra la experiencia del pluralismo con la de la jerarquía y así se comprende cómo todas esas visiones de la realidad representan diferentes ángulos de ella y al mismo tiempo diferentes niveles de profundidad en su conocimiento. Es decir, por primera vez el pensamiento puede moverse horizontal y verticalmente. Se comprende como todas esas perspectivas son necesarias y tienen su propio papel. Al adquirir una mirada global estamos preparados para percibir un orden universal que lo incluye todo, más allá de lo que parecían hechos y perspectivas contrarias e inconexas. De esa manera pasamos del relativismo pluralista al holismo o integralismo. Dado que el pensamiento de segundo grado es el primero que puede moverse horizontal y verticalmente y percibir un orden superior, es necesario haberlo alcanzado para comprender la propia dinámica espiral del desarrollo de la conciencia. Desde el la etapa racionalista, por ejemplo, que aún se encuentra dentro del pensamiento de primer grado, la espiritualidad supersticiosa pre-racional resulta indistinguible de la espiritualidad trans-racional.

cubo de rubik puzzle en tres dimensionesDicho de otro modo, debido a que el pensamiento de segundo grado comprende que los puntos diametralmente opuestos en los giros de la espiral no son realmente contradictorios, a partir de entonces cada ola trasciende a las anteriores pero también las incluye/engloba integrándolas como parte de sí misma. Esto es exactamente lo que ocurre con el plano no dual, que integra dentro de sí mismo todos los pares de opuestos, a la vez que los trasciende otorgándoles un significado superior. Esta es la razón por la que el pensamiento de segundo grado es también necesario para alcanzar la conciencia no dual, capaz de conciliar las paradojas.

Así mismo, hasta no alcanzar el pensamiento de segundo grado no es posible comprender la experiencia de la polaridad, porque el pensamiento de primer grado no integra los polos. Desde la conciencia no dual yin y yang se perciben como dos perspectivas o aspectos inseparables de la misma esencia. Sin embargo, desde la conciencia dual se presentan como contrarios y opuestos, lo que pertenece al mismo nivel de conciencia que considerar contrarias a la razón y la espiritualidad.  Tweet This!

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